El altar y retablo del Cristo de la Vera+Cruz en Santa Clara

Juan Manuel Moreno Orta

Historiador. Conservador del Monasterio de Santa Clara de Moguer

Desde hace bastante tiempo algunos historiadores de la localidad [1] nos hemos dedicado a sacar a la luz datos y documentos que nos han permitido conocer con bastante exactitud la historia contemporánea de nuestras hermandades y cofradías. Muchos testimonios orales se han verificado gracias a la aportación de documentos que nos han aclarado el cómo y el dónde se desarrollaba la vida de nuestras hermandades de penitencia, cuáles eran sus días de estación de penitencia, algo de sus cortejos y sus sedes canónicas.

 

Los historiadores, por lo menos los serios, sabemos que podemos (y debemos) acudir a los testimonios orales, pero siempre hay que contrastarlos con la documentación (si es posible), ya que la memoria es selectiva y nos puede “hacer alguna jugada”.

 

Personalmente me dediqué hace unos años a documentar la vida de la Hermandad del Santo Entierro y Vera + Cruz de Moguer hasta el año 1936 prácticamente[2]. No es el momento de hacer un recopilatorio de los datos aportados, pero si indicar que la del Santo Entierro era una Hermandad que no salía todos los años, sino que realizaba su Estación de Penitencia cuando su magnífico cortejo simbólico se podía poner en la calle. Era por eso que en algunas sucesiones de años no tenemos constancia de su salida, pero sí el de la celebración de cultos y eventos para sufragar gastos. De la otra parte de la hermandad, la Vera + Cruz, conocemos cómo salía a realizar su estación de penitencia cada año, raro era el que no pisaba las calles de Moguer. Las imágenes titulares del Santo Entierro, el Cristo Yacente y la Virgen de la Soledad, estaban en la Iglesia Parroquial de Santa María de la Granada. Concretamente en el retablo de la nave del evangelio situado al lado de la Puerta del Sol (la puerta principal del templo que da al porche). En Cristo se ubicaba en el banco del retablo y la Virgen en una hornacina sobre el mismo sepulcro[3]. Algo muy habitual en hermandades del Santo Entierro, véanse los casos de Sevilla en San Gregorio o el más cercano en San Juan del Puerto. Las dos imágenes Titulares procesionaban la noche del Viernes Santo.

 

Pero ¿y la Santa Vera + Cruz? Sabemos que en el primer paso salía el Cristo de la Vera + Cruz, un crucificado, y en el segundo de los pasos la Virgen de los Dolores. Esta segunda imagen pertenecía a la parroquial moguereña y no sabemos, aún, la causa por la que la Dolorosa que desde antaño era Titular de la Hermandad, no procesionaba. Las conjeturas pueden ser muchas, desde su posible mal estado a cualquier otra que un día, ojalá que no muy lejano, se nos aclarará.

Nada sabíamos de la imagen del Crucificado crucero, incluso en una conferencia que impartí el pasado año se apuntaron algunas posibilidades, como que fuese una imagen del Crucificado que veíamos semidestrozada en una foto de 1936 o que no se nombrase en el inventario de Almonte Infantes por su advocación (aunque realmente no se reseñaban crucifijos salvo el del Altar Mayor…).


[1] Manuel Díaz Domínguez, Juan Antonio Hernández Morales y yo mismo entre algún otro.

[2] Véanse los artículos sobre la Hermandad del Santo Entierro y Vera + Cruz en las Revistas de Semana Santa de Moguer.

[3] Véase el inventario de la Parroquia realizado por el moguereño Rvdo. D. Antonio Almonte Infantes inserto en la obra de Juan Ordoñez Márquez: La apostasía de las masas y la persecución religiosa en la provincia de Huelva, 1931-1936. CSIC. Madrid 1968.

Pero la historia de vez en cuando se ve sacudida por la aparición de algún documento que hace reescribir lo ya conocido. Esto nos ha ocurrido este pasado año de 2015. Gracias a una familia moguereña, los Pérez Ventana[1], quienes han guardado un interesantísimo documento al que el autor (padre de quien las ha conservado) tituló:

 

Notas para la formación del inventario de todo lo existente en el Convento e Iglesia de Sta Clara de la Ciudad de Moguer.

Solo con el título ya nos hacemos una idea de la transcendencia de lo que allí se contenía. Se trata de un legajo que ya ha ocupado un lugar de honor en el Archivo Histórico del Monasterio de Santa Clara de Moguer. El documento está siendo estudiado por quien suscribe y verá la luz prontamente dando a conocer notas e informaciones de gran relevancia para la historia y el arte de nuestra Ciudad.

Este trabajo se hizo con anterioridad a julio de 1936 y por lo tanto se reseñan infinidad de piezas artísticas que fueron pasto de las llamas y del expolio del día 22 de julio.

 

Hoy nos vamos a centrar en el templo conventual. Se describen, someramente, como es habitual en estos documentos (para desesperación de quien lo está estudiando por la parquedad de datos que se dan), los altares y retablos que contenía la iglesia. Se describe la capilla mayor, la sacristía, las naves del evangelio y la de la epístola, etc. Es en esta última nave donde vamos a encontrar la explicación a tantos años de estudios y de ausencias de datos sobre la imagen titular de la Vera + Cruz. Veamos qué dice el Inventario. Recordemos que se describen los altares y capillas de la nave de la Epístola (que es la más cercana a la puerta de la iglesia de Santa Clara que da a la plaza de las Monjas) y allí nos encontramos la descripción de un altar situado en la pared que da al coro bajo del Monasterio:

1 retablo madera s/d [2] con el Cristo de la Vera Cruz en talla; 1 estatua pequeña de S. Joaquín[3] y otra de S. Blas[4]; 3 sacras[5]; paño de altar[6].

Por lo tanto ya hemos encontrado al Cristo de la Vera + Cruz moguereño. Se encontraba en Santa Clara desde su traslado desde San Francisco tras la desamortización del edificio y expulsión de los frailes. Para la Semana Santa se trasladaría a la Parroquia y desde allí hacía estación de penitencia a Santa Clara, en tiempos de las Madres Clarisas, herederas del espíritu franciscano que dio origen a la cofradía.

Pero no solo acaban aquí los hallazgos, en el altar (un retablo adosado al muro con una hornacina), que se ubicaba justo al lado de la puerta de entrada a la iglesia desde la plaza y antes de llegar a la capilla que se encuentra a los pies del templo (en la actualidad esa hornacina no es apreciable ya que fue cegada en la restauración de Rafael Manzano Martos en los 70 del pasado siglo) encontramos:

1 altar de madera dorada con la imagen de la dolorosa y 1 paño de altar.

¿Nos encontramos ante la imagen titular de la Vera + Cruz moguereña, la Virgen de los Dolores que acompañó al Cristo desde San Francisco hasta este nuevo emplazamiento? Aún es muy pronto para asegurarlo, pero no es descabellado que al ser trasladadas las imágenes titulares de la Vera + Cruz desde San Francisco, nos encontremos ante la Virgen de los Dolores de la Vera + Cruz, quién durante siglos acompañó al Cristo en su procesionar por las calles de nuestra ciudad.

Hasta aquí este breve adelanto de lo que contiene el Inventario de 1936 del Monasterio de Santa Clara. Pero con estas breves aportaciones damos carpetazo a las conjeturas que se han planteado y a las afirmaciones, sin base documental y realizadas al calor de la ignorancia histórica, que propugnaban por un destino nada claro para los titulares de la Vera + Cruz.

Sirvan estas líneas para agradecer a la familia Pérez Ventana su aportación a la historia y al patrimonio artístico del Monasterio de Santa Clara de Moguer.

 


[1] Familiares de un moguereño interesado por la historia de su ciudad: Celestino Pérez Ventana, quien de su peculio personal, editó en 1926 la deliciosa obra Apuntes históricos referentes a la ciudad de Moguer. Obra que al que suscribe estas líneas le fascinó cuando por primera vez pudo leerla, curiosamente copiada por mi madre cuando realizaba un perfeccionamiento de mecanografía. Pudo tener ante ella el original que se conservaba en la Biblioteca moguereña, por eso también copió unas notas del autor que se iban a incluir en una segunda edición, dichas notas las facilité al Archivo y últimamente se han añadido en una nueva edición facsimilar del original.

[2] Hemos comprobado que el autor usa s/d para indicar que era un retablo en madera tallada sin dorar.

[3] El abuelo del Niño Jesús, marido de Santa Ana, padre de la Virgen María. Su festividad, junto a la de su esposa, es el día 26 de julio.

[4] Blas de Sebaste, venerado como san Blas, fue un médico, obispo de Sebaste en Armenia (actual Sivas, Turquía), y mártir cristiano. Hizo vida eremítica en una cueva en el bosque del monte Argeus, que convirtió en su sede episcopal. Fue torturado y ejecutado en la época del emperador romano Licinio, durante las persecuciones a los cristianos de principios del siglo IV. Conviene recordar como en el Convento de Clarisas de Santa Inés de Sevilla, fundado por Doña María Coronel con monjas de Santa Clara de Moguer también se venera una imagen de San Blas, realizada por Juan de Mesa en 1617. Las clarisas sevillanas celebran a este Santo en su día el 3 de febrero y es tradicional comprar unos rosquitos y cordones de lana blanca para la garganta (es el abogado contra enfermedades de garganta y patrono de los cantores). ¿Llegaría desde Sevilla a Santa Clara de Moguer esa devoción a San Blas?

[5] Son tres cuadritos que se colocaban en los altares para la liturgia anterior a la reforma del Concilio Vaticano II. Según la RAE: Cada una de las tres hojas, impresas o manuscritas, que en sus correspondientes tablas, cuadros o marcos con cristales, se solían poner en el altar para que el sacerdote pudiera leer cómodamente algunas oraciones y otras partes de la misa sin recurrir al misal.

[6] Mantel que cubre el altar, realizado (en esos momentos) en cáñamo o lino.

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