Crónica del Miércoles Santo de 2020

UN MIÉRCOLES LLENO DE VICTORIAS

Hoy para los cofrades cruceros es un día diferente, parece una jornada normal, igual que el resto, pero no lo es. Hoy es el día que sale el Lirio Blanco, nuestro Cristo de la Victoria y su Bendita Madre de la Paz, la Virgen Niña, la Señorita de la Parroquia. Hoy no tenemos carreras por dejar preparado el traje o el hábito nazareno, ni todos los detalles que ello conlleva, tampoco preparamos los bocadillos a las doce de la mañana entre risas, acompañando a nuestra junta de gobierno, ni llevamos la muda de ropa, para nada más terminar la Estación de Penitencia, cambiarnos para seguir trabajando toda la madrugada en los pasos del Viernes Santo. Tampoco Te encenderé las velas mientras termina la misa, para que nos dé tiempo cumplir los horarios, ni me pondré nervioso en la salida por la dificultad que ésta conlleva, pero hoy sí tenemos algo, y más claro que nunca, y es que han despertado en nosotros unos sentimientos y una necesidad de nuestra hermandad y de pasar esos momentos vividos en ella mucho más fuerte que nunca. Él no ha querido quedarse este año otra vez en casa y el destino ha hecho que pudiéramos verlo en el vía crucis de las hermandades de este año, en un día de silencio y recogimiento difícil de olvidar, sobre todo en la visita que todos pudimos disfrutar a nuestras Hermanas de la Cruz. ÉL HACE NUEVAS TODAS LAS COSAS y este Miércoles Santo lo es.

El patio empieza a llenarse, es temprano y los costaleros llegan todos impecables, con su costal bajo el brazo, los primeros nazarenos aparecen y van tiñendo de negro el Patio de los Naranjos. Termina la misa y la hermandad comienza a organizar el cortejo que en poco tiempo dibujará una línea negra y verde en la nave central. Los costaleros entran y se meten debajo de los pasos, callan mientras nuestro párroco José Manuel y nuestro hermano mayor Manuel Díaz rezan la primera de las muchas oraciones de este bendito día.

Tres golpes secos, inconfundibles ecos que retumban en las naves de Santa María de la Granada, que provocan esa sensación de que todo empieza, que la primera causa de nuestro existir, hacer pública manifestación de nuestra fe por las calles se va a poner de manifiesto y que parte del fruto del trabajo de un año va a mostrarse a Moguer y a sus gentes y sobre todo, que Ellos, por los que trabajamos, van de gala por las calles de su pueblo, para que todos puedan rezarles y también disfrutar de esa

sublime belleza que, de todos es sabido, tienen las imágenes de esta bendita Hermandad.

Ya camina, de lejos se ve moverse su túnica blanca en la inmensidad del templo catedralicio de Moguer, su casa. Ya en la puerta un resplandor nos ciega !Eres tú, Padre! El sol en tu moreno rostro y tu blanca túnica, el pueblo aplaude y no puede apartar la vista de su semblante: ¡VICTORIA está en la calle!

Tras estos momentos de grandiosidad de la salida, Ella se levanta acompañada del Discípulo Amado y se coloca en el centro de la nave, allí ya preparada para iniciar el vuelo en la mas grande de las levantás de este día, dirigida por ese que tanto te quiere, tu capataz. Y al tercero, como Paloma que extiende sus alas, vuelas al cielo de Moguer, para bajar salpicando de estrellas toda la parroquia, ahí va, la más guapa: ¡la Virgen de la PAZ!

Son muchos los momentos con los que me quedaría de este día: la bajada por Santa María, viendo como llena nuestro Cristo la calle de balcón a balcón rozando sus tulipas en ellos y dando la oportunidad a sus vecinos de tocar el trono que lo porta, como queriendo estar más cerca de su pueblo. La Paz en Galinda, rompiendo esa oscuridad y llenando de luz el casco antiguo estrecho y sombrío. Nueva y Alonso Niño, donde, en la casa de los Caballeros, Lauri y su familia reciben a nuestra hermandad con oraciones cantadas, puertas abiertas de par en par y siempre entre pétalos de rosas para la Madre de Dios. Tere, Cabeza, Pilili, María y muchos otros le siguen cantando en distintos puntos del recorrido, a ellos mi agradecimiento y el de esta hermandad.

La Carrera Oficial, donde todos mostramos las mejores formas y en la cual podemos ver a la cofradía desde una perspectiva grande, al igual que bella por el entorno y porque alberga uno de nuestros más grandes tesoros, Santa Clara. Y tras el saludo al Párroco, Consejo de Hermandades, representantes de las demás cofradías y al señor Alcalde, la hermandad se encamina para buscar su casa. Parada obligatoria en la Parrala que siempre ofrece esa agua que necesitan nuestros costaleros para reponer fuerzas ¡gracias!. La casa de los Venegas en Andalucía, pura historia de nuestra hermandad, donde notaríamos la ausencia de nuestro entrañable Pepe el Sacristán que hoy ve a su Cristo desde un lugar privilegiado. Nuestro Ayuntamiento enmarcando la mas bella estampa y entramos en Botica, allí el amigo Rafael Redondo nos espera siempre con los brazos abiertos, porque a él le duele la Vera + Cruz y quien lo conoce lo sabe.

 

Mari Ángeles canta y todos callan, maestría y poderío en su garganta, mientras el Señor camina nos regala una estampa que, a mí particularmente, me parece de las más impresionantes de este recorrido, el Lirio Blanco por calle Duende de espaldas a punto de pisar la rampa, torre y la gran fachada de la Puerta del Sol. Es aquí con el cuerpo cansado, sin los miedos que produce una salida procesional que es cuando más vulnerables estamos, ya se acaba, una simple mirada hace que todos los hermanos nazarenos, directivos y costaleros nos emocionemos porque ya hemos cumplido con algo que desde hace siglos está en nuestras almas LA VERA + CRUZ.

Entra el Señor y su Bendita Madre, revuelo, aplausos, abrazos, todo cumplido pero esto no acaba aquí, está por llegar algo igual de grande el Viernes Santo por la tarde…...pero eso es otra crónica.

 

 Nuestro Hermano, Don Juan Ignacio Diaz Bot.

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